Katholisches Bibelwerk e.V.
Juan 19
Voriges Kapitel: Juan 18
1 Pilato, pues, tomó entonces a Jesús y le azotó.
2 Y los soldados tejieron una corona de espinas, la pusieron sobre su cabeza y le vistieron con un manto de púrpura;
3 y acercándose a El, le decían: ¡Salve, Rey de los judíos! Y le daban bofetadas.
4 Pilato salió otra vez, y les dijo*: Mirad, os lo traigo fuera, para que sepáis que no encuentro ningún delito en El.
5 Jesús entonces salió fuera llevando la corona de espinas y el manto de púrpura. Y Pilato les dijo*: ¡He aquí el Hombre!
6 Entonces, cuando le vieron los principales sacerdotes y los alguaciles, gritaron, diciendo: ¡Crucifícale! ¡Crucifícale! Pilato les dijo*: Tomadle vosotros, y crucificadle, porque yo no encuentro ningún delito en El.
7 Los judíos le respondieron: Nosotros tenemos una ley, y según esa ley El debe morir, porque pretendió ser el Hijo de Dios.
8 Entonces Pilato, cuando oyó estas palabras, se atemorizó aún más.
9 Entró de nuevo al Pretorio y dijo* a Jesús: ¿De dónde eres tú? Pero Jesús no le dio respuesta.
10 Pilato entonces le dijo*: ¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte, y que tengo autoridad para crucificarte?
11 Jesús respondió: Ninguna autoridad tendrías sobre mí si no te hubiera sido dada de arriba; por eso el que me entregó a ti tiene mayor pecado.
12 Como resultado de esto, Pilato procuraba soltarle, pero los judíos gritaron, diciendo: Si sueltas a éste, no eres amigo del César; todo el que se hace rey se opone al César.
13 Entonces Pilato, cuando oyó estas palabras, sacó fuera a Jesús y se sentó en el tribunal, en un lugar llamado el Empedrado, y en hebreo Gabata.
14 Y era el día de la preparación para la Pascua; era como la hora sexta. Y Pilato dijo* a los judíos: He aquí vuestro Rey.
15 Entonces ellos gritaron: ¡Fuera! ¡Fuera! ¡Crucifícale! Pilato les dijo*: ¿He de crucificar a vuestro Rey? Los principales sacerdotes respondieron: No tenemos más rey que el César.
16 Así que entonces le entregó a ellos para que fuera crucificado.
17 Tomaron, pues, a Jesús, y El salió cargando su cruz al sitio llamado el Lugar de la Calavera, que en hebreo se dice Gólgota,
18 donde le crucificaron, y con El a otros dos, uno a cada lado y Jesús en medio.
19 Pilato también escribió un letrero y lo puso sobre la cruz. Y estaba escrito: JESUS EL NAZARENO, EL REY DE LOS JUDIOS.
20 Entonces muchos judíos leyeron esta inscripción, porque el lugar donde Jesús fue crucificado quedaba cerca de la ciudad; y estaba escrita en hebreo, en latín y en griego.
21 Por eso los principales sacerdotes de los judíos decían a Pilato: No escribas, el Rey de los judíos; sino que El dijo: Yo soy Rey de los judíos.
22 Pilato respondió: Lo que he escrito, he escrito.
23 Entonces los soldados, cuando crucificaron a Jesús, tomaron sus vestidos e hicieron cuatro partes, una parte para cada soldado. Y tomaron también la túnica; y la túnica era sin costura, tejida en una sola pieza.
24 Por tanto, se dijeron unos a otros: No la rompamos; sino echemos suertes sobre ella, para ver de quién será; para que se cumpliera la Escritura: REPARTIERON ENTRE SI MIS VESTIDOS, Y SOBRE MI ROPA ECHARON SUERTES.
25 Por eso los soldados hicieron esto. Y junto a la cruz de Jesús estaban su madre, y la hermana de su madre, María, la mujer de Cleofas, y María Magdalena.
26 Y cuando Jesús vio a su madre, y al discípulo a quien El amaba que estaba allí cerca, dijo* a su madre: ¡Mujer, he ahí tu hijo!
27 Después dijo* al discípulo: ¡He ahí tu madre! Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su propia casa.
28 Después de esto, sabiendo Jesús que todo se había ya consumado, para que se cumpliera la Escritura, dijo*: Tengo sed.
29 Había allí una vasija llena de vinagre; colocaron, pues, una esponja empapada del vinagre en una rama de hisopo, y se la acercaron a la boca.
30 Entonces Jesús, cuando hubo tomado el vinagre, dijo: ¡Consumado es! E inclinando la cabeza, entregó el espíritu.
31 Los judíos entonces, como era el día de preparación para la Pascua, a fin de que los cuerpos no se quedaran en la cruz el día de reposo (porque ese día de reposo era muy solemne), pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y se los llevaran.
32 Fueron, pues, los soldados y quebraron las piernas del primero, y también las del otro que había sido crucificado con Jesús;
33 pero cuando llegaron a Jesús, como vieron que ya estaba muerto, no le quebraron las piernas;
34 pero uno de los soldados le traspasó el costado con una lanza, y al momento salió sangre y agua.
35 Y el que lo ha visto ha dado testimonio, y su testimonio es verdadero; y él sabe que dice la verdad, para que vosotros también creáis.
36 Porque esto sucedió para que se cumpliera la Escritura: NO SERA QUEBRADO HUESO SUYO.
37 Y también otra Escritura dice: MIRARAN AL QUE TRASPASARON.
38 Después de estas cosas, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, aunque en secreto por miedo a los judíos, pidió permiso a Pilato para llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato concedió el permiso. Entonces él vino, y se llevó el cuerpo de Jesús.
39 Y Nicodemo, el que antes había venido a Jesús de noche, vino también, trayendo una mezcla de mirra y áloe como de cien libras.
40 Entonces tomaron el cuerpo de Jesús, y lo envolvieron en telas de lino con las especias aromáticas, como es costumbre sepultar entre los judíos.
41 En el lugar donde fue crucificado había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo, en el cual todavía no habían sepultado a nadie.
42 Por tanto, por causa del día de la preparación de los judíos, como el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús.
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