Katholisches Bibelwerk e.V.
Juan 7
Voriges Kapitel: Juan 6
1 Después de esto, Jesús andaba por Galilea, pues no quería andar por Judea porque los judíos procuraban matarle.
2 Y la fiesta de los judíos, la de los Tabernáculos, estaba cerca.
3 Por eso sus hermanos le dijeron: Sal de aquí, y vete a Judea para que también tus discípulos vean las obras que tú haces.
4 Porque nadie hace nada en secreto cuando procura ser conocido en público. Si haces estas cosas, muéstrate al mundo.
5 Porque ni aun sus hermanos creían en El.
6 Entonces Jesús les dijo*: Mi tiempo aún no ha llegado, pero vuestro tiempo es siempre oportuno.
7 El mundo no puede odiaros a vosotros, pero a mí me odia, porque yo doy testimonio de él, que sus acciones son malas.
8 Subid vosotros a la fiesta; yo no subo a esta fiesta porque aún mi tiempo no se ha cumplido.
9 Y habiéndoles dicho esto, se quedó en Galilea.
10 Pero cuando sus hermanos subieron a la fiesta, entonces El también subió; no abiertamente, sino en secreto.
11 Por eso los judíos le buscaban en la fiesta y decían: ¿Dónde está ése?
12 Y había mucha murmuración entre la gente acerca de El. Unos decían: El es bueno. Otros decían: No, al contrario, extravía a la gente.
13 Sin embargo, nadie hablaba abiertamente de El por miedo a los judíos.
14 Pero ya a mitad de la fiesta, Jesús subió al templo y se puso a enseñar.
15 Entonces los judíos se maravillaban, diciendo: ¿Cómo puede éste saber de letras sin haber estudiado?
16 Jesús entonces les respondió y dijo: Mi enseñanza no es mía, sino del que me envió.
17 Si alguien quiere hacer su voluntad, sabrá si mi enseñanza es de Dios o si hablo de mí mismo.
18 El que habla de sí mismo busca su propia gloria; pero el que busca la gloria del que le envió, éste es verdadero y no hay injusticia en El.
19 ¿No os dio Moisés la ley, y sin embargo ninguno de vosotros la cumple? ¿Por qué procuráis matarme?
20 La multitud contestó: ¡Tienes un demonio! ¿Quién procura matarte?
21 Respondió Jesús y les dijo: Una sola obra hice y todos os admiráis.
22 Por eso Moisés os ha dado la circuncisión (no porque sea de Moisés, sino de los padres), y en el día de reposo circuncidáis al hombre.
23 Y si para no violar la ley de Moisés un hombre recibe la circuncisión en el día de reposo, ¿por qué estáis enojados conmigo porque sané por completo a un hombre en el día de reposo?
24 No juzguéis por la apariencia, sino juzgad con juicio justo.
25 Entonces algunos de Jerusalén decían: ¿No es éste al que procuran matar?
26 Y ved, habla en público y no le dicen nada. ¿No será que en verdad los gobernantes reconocen que este es el Cristo?
27 Sin embargo, nosotros sabemos de dónde es éste; pero cuando venga el Cristo, nadie sabrá de dónde es.
28 Jesús entonces, mientras enseñaba en el templo, exclamó en alta voz, diciendo: Vosotros me conocéis y sabéis de dónde soy. Yo no he venido por mi propia cuenta, pero el que me envió es verdadero, a quien vosotros no conocéis.
29 Yo le conozco, porque procedo de El, y El me envió.
30 Procuraban, pues, prenderle; pero nadie le echó mano porque todavía no había llegado su hora.
31 Pero muchos de la multitud creyeron en El, y decían: Cuando el Cristo venga, ¿acaso hará más señales que las que éste ha hecho?
32 Los fariseos oyeron a la multitud murmurando estas cosas acerca de El, y los principales sacerdotes y los fariseos enviaron alguaciles para que le prendieran.
33 Entonces Jesús dijo: Por un poco más de tiempo estoy con vosotros; después voy al que me envió.
34 Me buscaréis y no me hallaréis; y donde yo esté, vosotros no podéis ir.
35 Decían entonces los judíos entre sí: ¿Adónde piensa irse éste que no le hallemos? ¿Será acaso que quiere irse a la dispersión entre los griegos y enseñar a los griegos?
36 ¿Qué quiere decir esto que ha dicho: Me buscaréis y no me hallaréis; y donde yo esté, vosotros no podéis ir?
37 Y en el último día, el gran día de la fiesta, Jesús puesto en pie, exclamó en alta voz, diciendo: Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba.
38 El que cree en mí, como ha dicho la Escritura: De lo más profundo de su ser brotarán ríos de agua viva.
39 Pero El decía esto del Espíritu, que los que habían creído en El habían de recibir; porque el Espíritu no había sido dado todavía, pues Jesús aún no había sido glorificado.
40 Entonces algunos de la multitud, cuando oyeron estas palabras, decían: Verdaderamente este es el Profeta.
41 Otros decían: Este es el Cristo. Pero otros decían: ¿Acaso el Cristo ha de venir de Galilea?
42 ¿No ha dicho la Escritura que el Cristo viene de la descendencia de David, y de Belén, la aldea de donde era David?
43 Así que se suscitó una división entre la multitud por causa de El.
44 Y algunos de ellos querían prenderle, pero nadie le echó mano.
45 Entonces los alguaciles vinieron a los principales sacerdotes y fariseos, y éstos les dijeron: ¿Por qué no le trajisteis?
46 Los alguaciles respondieron: ¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre habla!
47 Entonces los fariseos les contestaron: ¿Es que también vosotros os habéis dejado engañar?
48 ¿Acaso ha creído en El alguno de los gobernantes, o de los fariseos?
49 Pero esta multitud que no conoce de la ley, maldita es.
50 Nicodemo, el que había venido a Jesús antes, y que era uno de ellos, les dijo*:
51 ¿Acaso juzga nuestra ley a un hombre a menos que le oiga primero y sepa lo que hace?
52 Respondieron y le dijeron: ¿Es que tú también eres de Galilea? Investiga, y verás que ningún profeta surge de Galilea.
53 Y cada uno se fue a su casa.
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